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Ad Reinhardt, 1966
Hay algo en estar inactivo que permite ver y tener a la mano lo que se persigue y al mismo tiempo no poder tomarlo, o atraparlo. Está en todas partes, en la vida diaria, en ciertas conversaciones y lecturas, y está presente al recorrer las imágenes del mundo desde internet o el cine, y no obstante, no es clara su presencia. Lo tenemos a la vista más permanece escondido. Presentimos su importancia, su relevancia, como evoca el título de la película de Wim Wenders: ¡Tan lejos y tan cerca! (In weiter Ferne, so Nah!)
A los 62 añios tengo una carrera hecha y un pequeño lugar en el mundo del arte, entonces no siento urgencia de perseguir su presencia y atraparlo, como lo hice en otro tiempo y lugar. ¿O si?
No sé. Sé que no intento cazar este fantasma ni me asusta su manifestación. Pienso que sería una mala estrategia si me obsesiono por atraparlo, y estoy seguro que no lo lograría. Entonces más bien me mantengo a la espera, atento, mirando de reojo todo lo que me interroga de mi alrededor. Mientras tanto hago anotaciones, guardo documentos, acumulo archivos.
Pienso-siento que estoy preparando lo que será mi última incursión por las territorios subjetivos que he visitado siempre, y me agrada verlos diferentes al tiempo que invariables. Es un gozo que tiene lugar desde la vida vivida. Me siento cerca de empezar una tarea solitaria que me tomará dos o tres años, probablemente hecha de narraciones y dibujos (o lo que venga después de empezar).
Mi inactividad viene de una crisis alrededor de 2005, una severa crisis en todos los sentidos. Y lo mejor que me pudo haber pasado en aquel entonces fue irme cuatro años a Cholula, Puebla en 2006 a estudiar un doctorado. Allá muchas cosas retomaron sentido. A mi regreso a Monterrey opté por localizarme en nuevos planos de actividades, y por eso decidí renunciar a la educación en la universidad en 2013.
Entrar en la residencia Hiatus en 2014 me ha fortalecido en un aspecto que no me imaginé: me ha servido para repensar acerca de mi situación, acerca de mi construcción como sujeto, y escribir acerca de ello. También me ha permitido observar mis ideas de otro modo a través de los otros. Y además, descubrí que puedo traducir al inglés mis ideas bastante bien (eso creo, jeje).
Ha sido enorme esta pausa de 10 años y sin embargo no siento que haya perdido el tiempo o que haya estado ocioso o desocupado.
No es tampoco procrastinación. Me parece que procastinar es algo deliberado, o voluntario. Es algo que concientemente se decide dejar para después: mañana lo pago, mañana voy, mañana empiezo la dieta. En mi caso no se trata de eso. Más bien ha sido un largo período de incertidumbre, una perplejidad que me ha invitado a reflexionar y meditar para desentrañar sus propios cuestionamientos y su enunciación. Es algo muy cercano a pensar en lo esencial que concierne a lo vivido, un proceso un poco en el modo de una ascesis, lo que conduce a desocultar el conocimiento del sí mismo, a buscar y buscarme en las palabras y en las imágenes que flotan por todos lados. Buscar lo que soy de lo que he sido. Buscar en el laberinto donde todo es uno entre la memoria, el presente y los deseos.
Hiatus es la reflexión de una no-producción que por paradoja implica la preparación de la misma producción. ¡Tan lejos y tan cerca! es como un mantra. La espera no es tranquila. Es un pendiente que no está resuelto en su forma de ser pendiente. No se trata de un plazo que se va a cumplir, ni tampoco es una actividad definida que se puede reactivar cualquier momento. Es algo indefinido en su esencia, en su potencia, en su expresión. Es una sombra. No es lo que dejo de hacer porque soy capaz de dejar de hacerlo, sino algo que no fluye, algo que está escondido, acechando, reclamando atención.
Para producir objetos o eventos artísticos es necesario que se vincule la “necesidad” de hacerlos con la “posibilidad” de hacerlos. Lo que está en juego en la hiancia es la desorientacion, la sensación de inutilidad. Es decir, la necesidad está disminuida aún cuando haya posibilidad de hacer cosas. Se requiere algo más que actitud, planeación o disciplina.
Creo que ha llegado el momento de empezar a producir de nuevo algunas cosas.
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There’s something about being on hiatus that guides us to view and have on hand what we have always persued and at the same time it doesn’t allow us to catch it. It’s everywhere, in everyday life, in certain conversations and lectures, and is present to be unvailed out of the images of the Internet world or the movies, and yet its presence is unclear. It´s at one’s glance but still hiding. We have a presentiment of its importance, its relevance, and it evokes us something similar as the title of the film by Wim Wenders: Faraway, so close! (In weiter Ferne, so nah!)
At 62 yeaRs I have made a career and a small place in the art world, for that I don’t feel urgency to pursue its presence and catch it, as I did in another time / place.
Or do I?
I don’t know. I know I don’t attempt to hunt this ghost, neither its manifestation scares me. I think that it would be a bad strategy if I get obsessed with it, and I’m sure I won’t catch it that way. So instead, I keep waiting, attentive, eyeing everything that surrounds me with questions. Meanwhile I write down everything, I keep documents, I accumulate files.
I think-feel that I’m preparing for something that will be my next (maybe the last) foray into subjective representation territories, the sameones that I have always visited, and I like to think that I will find them unchanged, while different. It’s kind of a joy that takes place from within my lived life. I feel-think that I’m about to start a lonely task that will take two or three years to be complete, probably made of stories and drawings (or whatever comes next after I begin).
My inactivity initiate in a crisis around 2005, it was a severe personal crisis in every way. And the best thing that could have happened to me back then was to go to Cholula Puebla in 2006 for four years, to PhD courses. There, many things resumed sense. When I returned to Monterrey in 2011 I chose some new activities, and I decided to quit teaching at the university in 2013.
My Hiatus residence in 2014 has strengthened me in ways I didn’t imagine. It helped me to rethink about my situation, my build up as a subject, specially as I began to write about it. It has allowed me to see my ideas differently. And I discovered that I can translate my ideas into a foreign lenguage (or so I think, hehe).
It has been an enormous pause, 10 years, and yet I don’t feel I have wasted my time nor have I the feeling of idle or inactivity.
Also it isn’t procrastination. Procrastination is a deliberate behavior. It’s something you consciously decide to put off: I’ll pay that tomorrow, I’ll go next week, I start the diet later. In my case it’s not about that. Rather, it’s been a long period of uncertainty and perplexity that has invited me to think over and meditate about my things to unravel their own questions and its enunciation. It’s very close to thinking essentially about my lived life, similar to a process of asceticism, which leads to uncover the knowledge of oneself, and to search about what am I from what I have been. It’s like searching in a labyrinth where all is one: memory, present and desires.
Hiatus is the ponder of a non-production status, that paradoxically may involve the preparation of a future production. Farawey so close! it’s like a mantra. Waiting is not a quiet thing. It’s a to-do thing that is unresolved in its way of being a to-do thing. It’s not a term to be enforced, nor is a defined activity that can be reactivated any time. It’s something undefined in its essence, its power, its expression. It’s a shadow. It’s not what I stop doing because I am able to stop it, but something that does not flow, which is hidden, lurking, demanding attention.
To produce artistic objects or events it’s necessary that the “need” to do that links with the “possibility” of doing that. What is at stake in the Hiatus is the disorientation, the feeling of worthlessness. That is, the need is reduced even when there is a possibility of doing things. It takes more than attitude, planning or discipline.
I think it’s time for me to start doing a few things.
Georgia wrote on Jul 14:
"Hiatus is the ponder of a non-production status, that paradoxically may involve the preparation of a future production. Farawey so close! it's like a mantra."
I was becoming and for sure am now more aware (after reading your latest post Enrique) how precious this "on-hiatus" time is.
Matt wrote on Jul 11:
"Waiting is not a quiet thing. It's a to-do thing that is unresolved in its way of being a to-do thing."
A very nice thought. Enrique. Its a luxurious condition in a way, these in between states - like pregnant pauses - the simultaneous emptiness and expectation that co-exists. A kind of limbo-space where nothing and everything seems to happen at once.